Agua Viva de Clarice Lispector (fragmentos)

Te escribo toda entera y siento un sabor en ser y el sabor a ti es abstracto como el instante. Es también con todo el cuerpo que pinto mis cuadros y en la tela fijo lo incorpóreo, yo cuerpo a cuerpo conmigo misma. No se comprende la música, se la oye. Óyeme entonces con tu cuerpo entero. Cuando vengas a leerme preguntarás por qué no me restrinjo a la pintura y a mis exposiciones, ya que escribo tosco y sin orden. Es que ahora siento necesidad de palabras –y es nuevo para mí l oque escribo porque mi verdadera palabra ha sido hasta ahora intocada. La palabra es mi cuarta dimensión.

(…)

Quiero escribirte como quien aprende. Fotografío cada instante. Ahondo en las palabras como si pintara, más que un objeto, su sombra. No quiero preguntar por qué, se puede preguntar siempre por qué y siempre continuar sin respuesta: ¿lograré entregarme al expectante silencio que sigue a una pregunta sin respuesta? Aunque adivine que en algún lugar o en algún tiempo existe la gran respuesta para mí.

(…)

No quiero tener la terrible limitación de quien vive sólo de lo que es pasible de tener sentido. Yo no: lo que quiero es una verdad inventada.

(…)

Me pregunto si te aguantás que el tiempo sea hoy y ahora y ya.

la casa de tus sueños...



"Me gusta pensar que la casa de tus sueños incluye un jardín..."
(Palabras de Laura, mi hermana)

En la serie "Dibujará la palabra" intento ilustrar, traducir palabras a formas, colores y líneas. Usarla como impulso e incorporarla, sigo trabajando en eso por estos días de verano y poesía.

De secretas alegrías y pequeñas cosas...

Un color de uñas nuevo y flúo,
un cuaderno de hojas lisas
(para dibujar y escribir),
un libro descubierto.
Tardes de siesta.
Una flor anaranjada,
Un paseo por la ciudad desierta.
Tenderme a la sombra,
volver al jardín
pisar el pastito.
Olvidar por un rato.
Recordar otra vez y sonreír
de nuevo.
Extrañar y regresar.
Pedir un deseo,
pasar el resto de los días
esperando que se cumpla.

Salvo el crepúsculo

AH, este camino
Que ya nadie recorre
Salvo el crepúsculo

Basho


Ahí estaban, creo que esperándome, para ser leídas por segunda vez al infinito.
El libro de poemas de Cortázar es una y otra vez un descubrimiento mayor para mí, cada vez mas emoción, palabra tras palabra… risa tras llanto.

"Sueñe sin miedo, amigo"

Poco le quedaría al corazón si le quitáramos su pobre
noche manual en la que juega a tener casa,
comida, agua caliente,
y cine los domingos.
Hay que dejarle la huertita donde cultiva sus
legumbres;
ya le quitamos los ángeles, esas pinturas doradas,
y la mayoría de los libros que le gustaron,
y la satisfacción de las creencias.
Le cortamos el pelo del llanto,
las uñas del banquete, las pestañas del sueño,
lo hicimos duro, bien criollo,
y no lo comerá ni el gato
ni vendrán a buscarlo entre oraciones
las señoritas de la Acción Católica.
Así es nomás: sus duelos
No se despiden por tarjeta,
lo hicimos a imagen de su día y él lo sabe.

Todo está bien, pero dejarle un poco
de eso que sobra cuándo nos atamos
Los zapatos lustrados de cada día;
una placita con estrellas, lápices de colores,
y ese gusto por bajarse a contemplar un sapo o un
pastito
por nada, por el gusto,
a la hora exacta en que Hiroshima
O el Gobierno de Bonn o la ofensiva
Viet Mihn Viet Nam.

(En Salvo el crepúsculo – Julio Cortázar-)