Las tímidas


Resulta tan inquietante el miedo.
(La arena que se mueve debajo de tus pies cuando el mar se retira)
Sentir miedo.
Por las noches (cerradas) de pueblos pequeños solo cabía el encierro, las niñas a la cama. Soñar, con la sábana hasta la cabeza, que el miedo era de otra. Imaginarme otra. Rezar a un ángel para que vuelva el día (un largo día) en que no le tema más a la noche.
Traspasar el miedo.
Y darme cuenta que la noche es buena como el mar… y las tormentas.
Volver al miedo. Paso tras paso dibujar el perímetro de un círculo y volver al punto miedo.
Cerrar los ojos, dejar de ver borroso, abrirlos y ver difuso otra vez.
El miedo ve bien y es adicto a las tímidas.
Sentir = Miedo.
Las tímidas son víctimas de la velocidad y las alturas, se aferran y se quedan quietitas.
Dije, antes, que el miedo es inquietante.
Las tímidas, algún día o noche, dejaran de serlo.


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