Pasó que nos confundimos:

El deseo se nos confundió con ilusión,
las palabras con música,
los dibujos con promesas,
los halagos con verdades,
los infinitos silencios con besos.

Si no se hubiera mezclado
lo posible con lo prohibido
seguramente nos hubiéramos visto
a los ojos
y nos hubiéramos mirado
un mínimo rato
y hasta nos hubiéramos dicho
“te quiero” y “yo también”
en una de esas calles,
cualquiera.

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