Hay tardes, hay días, en que no tengo la voluntad de salir del otro mundo…
Existe un estado de pesadez en que el cuerpo no responde a los deberes del mundo “verdadero” ¿pero cuál es el mundo verdadero?.
En el mundo que me habita solo hay palabras que forman oraciones y líneas que definen algún que otro dibujo. Me quedo ahí, en ese otro lado, donde viven pensamientos inútiles y recuerdos que no sé bien si son recuerdos o fabricaciones mentales a modo de invento.
De este lado, las horas son largas y los días frescos, con cierta tibieza de un sol que está puesto más cerca de la tierra. Las nubes no proyectan sombras y las flores tararean cancioncitas de cuna a la hora de la siesta y, por las noches, todos bailan.
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