¿Qué
hiciste durante esta mañana tan gris que no viniste a buscarme? Hubiéramos
podido tomar mate, caminar por el barrio debajo de la llovizna, reírnos a
carcajadas de nosotros mismos, mirar una película, dormir la siesta,
sorprendernos de algún rayo de sol. Hubiéramos podido dibujar juntos, charlar,
contarnos nuestras preocupaciones, ilusionarnos.
¿Qué
hiciste durante este día tan gris que no saliste corriendo de tu casa hasta la
mía? Hubiéramos podido aprovechar el último frío del invierno antes de que comenzara
nuestra primavera, hubiéramos podido abrazarnos largamente, hacernos cosquillas,
besarnos los ojos, acariciarnos el pelo.
¿Qué
hiciste durante esta tarde tan gris que no gritaste desde tu casa hasta la mía
y no llegaste volando sobre un pájaro de muchos colores aterrizando en mi
balcón? Hubiéramos podido sacar el sol de entre las nubes y esperar la noche,
pintar las estrellas, imaginarnos el futuro, pelearnos y reconciliarnos otra
vez.
¿Qué
hiciste durante esta noche gris que no viniste a decirme que me querías? Hubiéramos
podido pedirnos disculpas, hacer las paces, festejar mi cumpleaños o el tuyo, hubiéramos
podido compartir la vida un rato siquiera de un día como este, tan lluviosa,
tan gris… tan inimaginablemente nuestro.
¿Qué
hiciste durante este día tan gris que no me pediste que fuera hasta tu casa?
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