Soy de
los márgenes. Vivo desde mi nacimiento en los bordes de una ciudad que ignoró
su río, que lo dejó secar. Supongo que gracias a esa costumbre, es que vivo los
límites, que provoco los bordes y las aristas. Que el amor me pincha, me raspa,
me arde. Que transito las emociones hasta las orillas, que si me sale llorar
lloro a cántaros, que si me nace reír río a gritos.
Entrego
todo el amor que tengo hasta secarme, como ese río, a quien no puede recibirlo.
Y el amor vuelve a nacer otro y vuelvo a entregarlo como ofrenda reverdecido.
Soy de
los márgenes.
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