Amada amiga
mía:
Estoy bien.
Alguien ha
muerto en ese viaje que fue mi pasada vida, alguien que también era yo.
Estoy acá hoy
reverdecida, y aunque algo de la vieja M ha quedado porque recuerdo y agradezco
en nada me reconozco con lo pasado (o a decir verdad, me reconozco pero ya no
lo quiero para mí).
Estoy acá
refundada sobre mis pies como cimientos de aire, como en una plataforma leve,
esperando nada, felizmente vacía. Y vuelvo a ser una niña porque me dí otra
oportunidad.
Gracias porque me conoces desde mi
nacimiento y me acompañaste y me soltaste a veces para que pueda ver por mí. Eternamente
agradecida.
Ávida por
recomenzar.
Siempre desde el corazón.
M.